NACIMIENTO DE JESÚS Y SU FAMILIA


Lucas 2, 1-21
Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.» Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.



PALABRA DE DIOS
EXPLICACIÓN DEL TEMA
Jesús, hijo de José, de la familia del Rey David, y de María, una virgen probablemente del mismo linaje, nació en Belén de Judea, en tiempos del emperador César Augusto, del gobernador de Siria Cirino, y del Rey Herodes de Judea. Los datos históricos aportados por los Evangelios de San Lucas y San Mateo permiten situar el nacimiento en el calendario de los hombres.
María recibió la visita del ángel Gabriel que le anunció que tendría un hijo a quien pondría por nombre Jesús. Ella se extrañó porque aun no convivía con su prometido, José, y pregunta al ángel cómo se cumplirá su anuncio. Él le aclara que será obra y gracia del Espíritu Santo; por eso, el niño será santo y será llamado Hijo de Dios. Como prueba, le cuenta que su prima Isabel, estéril y ya anciana, ha concebido un niño “porque ninguna cosa es imposible para Dios”. María entonces acepta su maternidad. Por su parte, también un ángel le anuncia a José lo que va a suceder y él recibe a María en su casa.
En ese tiempo el emperador romano mandó hacer un censo y José, con su esposa embarazada, viaja a Belén para anotarse en su lugar de origen y allí permaneció hasta el nacimiento. Después que María y José habían llegado a Belén, María dio a luz a su bebé en un humilde pesebre de paja, en un establo junto a los animales.
Este lugar era lo único que ellos habían podido conseguir durante su estadía en Belén. No eran personas que poseían riquezas materiales, pero tenían la enorme responsabilidad y el honor de criar y educar al hijo de Dios. El calor de María, unas pobres mantas y su humilde cunita hecha de paja lo abrigaban.
En ese mismo instante, muy cerca de allí, un grupo de pastores descansaban con sus rebaños de ovejas. Los pastores de ovejas en las noches estrelladas solían agruparse entre ellos para conversar y protegerse entre sí de los lobos y ladrones que acechaban por la zona. Estando todos reunidos de pronto vieron una luz intensa los sorprendió, ellos tuvieron muchísimo miedo. La luz que los encandiló era un ángel que se acercó a ellos y les dijo que no temieran y les contó que el Mesías había nacido. También les explicó cómo llegar hasta el establo donde Jesús estaba y de qué manera encontraría al niñito.
De esta manera los pastores llegaron establo y se encontraron con María, José y un bebé muy especial envuelto en sencillas mantas en una cunita hecha de paja, tal cual se lo había descrito el ángel. Los pastores se arrodillaron ante el niño y lo adoraron, le contaron a María y a José lo que les había ocurrido aquella noche, y el anuncio del ángel. María escuchaba estas palabras con atención, mientras se fortalecía pensando que Dios estaba dirigiendo todas las cosas. Ella sabía perfectamente donde se encontraba su hijo y a pesar de que estuviera en un humilde pesebre Dios los acompañaba.
De esta manera, Jesús, el libertador que el pueblo de Israel había esperado durante tanto tiempo, nació en un establo, muy lejos del brillo de los grandes palacios y los festejos que comúnmente rodeaban el nacimiento de un rey.

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